Recuerdo que éramos uno,
la oscuridad fue testigo,
el silencio nuestro cómplice,
tu y yo, solos, desnudos.
Escribí versos contigo,
mis dedos rozaban tu piel
enroscándonos sin rumbo,
bebimos de nuestro licor
hasta saciar aquella sed.
Fuimos eco del arrullo
resonando en el vacío,
traspasamos
los límites
al escuchar tus susurros.
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